Los proyectos de implementación pueden ser de distinta índole, como ser sobre normas de calidad, sobre obras que se llevan a cabo dentro de la empresa, también pueden aplicarse al sector de investigación, o de desarrollo, entre otras áreas de la industria. Una vez que tenemos definido el proyecto que queremos implementar en la empresa, pasaremos a evaluar al mismo.
El primer paso para evaluar el avance de un proyecto es tener presente cuál es el marco, conocer la meta, a dónde queremos llegar y qué nos va a limitar en ese recorrido, pudiendo ser una norma, la legislación, una adaptación edilicia, o una decisión comercial, entre otros. Esta información, de suma importancia, marca el recorrido que debemos hacer con el proyecto y nos permite reconocer dónde estamos, dónde queremos estar y qué debemos hacer para ajustar esa brecha. Es decir, que con esta información podemos delinear el plan de acción que se deberá ejecutar, con sus tareas, responsabilidades, plazos y recursos involucrados.
Al comenzar con la ejecución del plan de acción, seguramente encontremos que debemos realizar controles y ajustes permanentes para poder llegar a la meta final. Se recomienda dejar registro de los motivos que llevan a realizar cada uno de los ajustes, ya que nos brindarán información sobre cuáles fueron los obstáculos con los que se encuentre el líder del proyecto, si los recursos asignados para el proyecto se usan para tal fin y por último, nos podrá dar información sobre cuestiones que no fueron previstas cuando pensamos en dicho proyecto y deberían haber sido consideradas.
También, durante este proceso de avance de un proyecto podremos encontrar resistencia que será directamente relacionada a cuestiones de recursos humanos, esto nos permitirá en consecuencia incorporar líneas complementarias al proyecto que sumen al mismo, como ser capacitaciones, contrataciones de servicios profesionales externos asociados a las personas, a procesos de cambio, a liderazgos, entre otros.
Cuando se analice la información referida a los recursos podremos formularnos esta pregunta: ¿cuáles son las reales prioridades y recursos disponibles para el proyecto?, la respuesta nos permitirá ver el compromiso que tiene la empresa para obtener el resultado y llevar adelante el proyecto.
Los imprevistos que vayan surgiendo nos permitirán incluir, repensar, extender las mejoras de adaptaciones a otras áreas, y así realizar una readecuación del proyecto ya adaptadas a estas nuevas necesidades. Debemos tener en claro que en todo proyecto tendremos que tener flexibilidad para realizar adecuaciones que deberán estar adaptadas a la meta final que nos propongamos.
En base a toda esta información podremos tomar indicadores para tener mediciones objetivas, por ejemplo: podemos tomar que llegar a la meta en tiempo y forma suma 100 puntos, realizando descuentas parciales en función a los no cumplimientos (por tiempo, por responsabilidades, por tareas no cumplidas, entre otras).
Los indicadores dependen de proyecto específico y de la empresa en cuestión, no se puede enumerar indicadores generales sino que surgirán a la medida de cada caso.
En este análisis de indicadores es de importancia que trabajen en conjunto quien haga el análisis de la información, quien tome las decisiones a partir de esa información y aquellas personas que van a estar involucradas por las decisiones que se toman; así se estará nutriendo el planteo de esta medición y todos tendrán las reglas claras.
Autora del artículo:
Marianela Calveyra.
Lic. en Gestión de Agroalimentos (UBA).
Realiza auditorías en Empresas de alimentación institucional, es capacitadora en comedores industriales. Ha participado en la elaboración de manuales de calidad, procedimientos e instructivos para diversas empresas del sector.
Cuenta con experiencia en la implementación de Prerrequisitos.
Portal de Inocuidad © Se prohíbe la reproducción total o parcial de los contenidos sin citar su fuente o solicitar autorización.
Aquí pueden dejarnos sus comentarios