En junio del 2005 se publicó el artículo: “La implementación de HACCP y la enfermedad mental de los manipuladores de alimentos como el cuarto peligro eventual” (Internet Journal of Food Safety Vol. 6: 5-10). En su día lo leí, y lo guardé ya que siempre me ha parecido un tema crucial. Hoy en día, terminando el 2022 se ha visto que la cultura de inocuidad de alimentos se ha definido en el Codex, en la Regulación Europea, y en todas las Normas bajo el GFSI, por ello, no podemos darle la espalda.
Lamentablemente, muchas veces la cultura de amenazas intrínseca de una organización no hace sentir a las personas psicológicamente seguras para hablar. En empresas donde se ejerce el acoso psicológico y una cultura del miedo, y en países donde no existe protección para los denunciantes, hay pocos incentivos para que los denunciantes potenciales revelen sus inquietudes, ya sea interna o externamente.
El mero hecho de tener un Plan de Cultura de inocuidad de alimentos escrito para cumplir con los requisitos de las Normas bajo el GFSI no es suficiente para empoderar a los operarios, en todos los niveles organizativos, hacia una mejora continua desde cada pequeño elemento de su puesto de trabajo.
El impacto de los problemas de salud mental en el lugar de trabajo tiene graves consecuencias no solo para el individuo sino también para la productividad de la empresa. El desempeño de los empleados, las tasas de enfermedad, el ausentismo, los accidentes y la rotación de personal se ven afectados por el estado de salud mental de los empleados.
Cada vez hay más pruebas de que un entorno de trabajo insatisfactorio puede contribuir a los trastornos psicológicos. Los estudios han demostrado que los factores que contribuyen a un ambiente de trabajo insatisfactorio pueden incluir sobrecarga de trabajo, falta de control sobre el propio trabajo, supervisores o compañeros de trabajo que no brindan apoyo, oportunidades laborales limitadas, ambigüedad o conflicto de roles, turnos rotativos de trabajo. Los trastornos psicológicos que pueden resultar de tales factores pueden clasificarse como:
- trastornos afectivos (p. ej., ansiedad, irritabilidad),
- problemas de comportamiento (por ejemplo, abuso de sustancias, dificultades para dormir),
- trastornos psiquiátricos (por ejemplo, neurosis), y
- quejas somáticas (por ejemplo, dolor de cabeza, síntomas gastrointestinales).
De manera brillante, las conclusiones del artículo han sido las siguientes sugerencias para reducir los trastornos psicológicos relacionados con el trabajo:
1. Horario de trabajo. Diseñar horarios de trabajo para evitar conflictos con demandas y responsabilidades no relacionadas con el trabajo. Los horarios de los turnos rotativos deben ser estables y predecibles, con rotación hacia adelante (día a noche).
2. Participación/control. Permitir que los trabajadores proporcionen información para decisiones o acciones que afecten sus trabajos.
3. Carga de trabajo. Asegurar que las asignaciones sean compatibles con las capacidades y los recursos del trabajador, y permitan la recuperación de tareas físicas o mentales especialmente exigentes.
4. Contenido. Diseñar tareas para proporcionar significado, estimulación, una sensación de plenitud y una oportunidad para usar habilidades.
5. Funciones. Definir roles y responsabilidades de trabajo claramente.
6. Entorno social. Proporcionar oportunidades para la interacción social, incluido el apoyo emocional y la ayuda directamente relacionada con el trabajo de uno.
7. Futuro. Evitar la ambigüedad en materia de seguridad laboral y desarrollo profesional.
Además de la evaluación de estas acciones sugeridas, se necesitan esfuerzos para avanzar en la comprensión de los trastornos psicológicos relacionados con el trabajo y de los métodos apropiados para su control, que incluyen:
- Capacitar a los gerentes para que reconozcan las señales de problemas.
- Establecer procedimientos seguros de presentación de quejas y denuncias.
- Investigar los problemas rápida y minuciosamente.
- Tomar medidas correctivas y preventivas.
- Proporcionar asesoramiento cuando sea necesario.
Cada elemento arriba mencionado es un gran ejemplo de actividades a implantar en un plan de cultura de inocuidad alimentaria.
Autora
Leila Burin.
Coordinadora Académica de Portal de Inocuidad.
PhD en Ciencias Químicas, Universidad de Buenos Aires, 2001 y Lic. en Ciencias Biológicas, Universidad de Buenos Aires, 1994.
2010 hasta la fecha: auditora para SAI Global Spain: Esquemas: IFS, BRC, ISO 22 000, FSSC 22000, GMA SAFE y auditorías de clientes: Unilever, Pepsi, Starbucks, Woolworths, Mac Donalds.
1997 hasta la fecha: QualyFoods S.A., Argentina Cargo: Gerencia Técnica en Aseguramiento de Calidad. Dirección. Desarrollo de Programas de Pre-requisitos & BPM y HACCP en Argentina (8 Plantas); capacitación: HACCP Alliance Lead Instructor en Argentina y México; y auditora para Heinz NA.
Mas de 15 cursos abiertos dictados desde 2001. Docencia: Materia: Biología e Introducción a la Biología Celular. Unidad Académica: CBC (Ciclo Básico Común), UBA, entre 1993 y 2000.
2 DIRECCIONES DE TESIS, entre 2001 y 2006.
14 PUBLICACIONES Y ARTÍCULOS.
18 TRABAJOS PRESENTADOS A CONGRESOS.
Más de 35 CURSOS TOMADOS desde 1994.
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