Para muchas empresas alimentarias, los últimos 16 meses han sido uno de los períodos más desafiantes que han enfrentado. Aunque los peores impactos de la pandemia de COVID-19 aparentemente se han superado en muchas regiones, es probable que pasen muchos meses antes de que las interrupciones causadas en las cadenas de suministro internacionales puedan mitigarse por completo.
Desde que comenzó la pandemia, ha habido preocupación sobre las interrupciones en los procesos regulares de pruebas de calidad y la transparencia de la cadena de suministro resulten en un riesgo elevado de fraude alimentario, un problema que ya le cuesta a la industria alimentaria mundial miles de millones cada año. Informes y análisis recientes de la industria han confirmado estas sospechas: la pandemia ha hecho que la industria alimentaria sea más vulnerable al fraude y parece poco probable que este problema desaparezca pronto.
Con un regreso a las normas y estándares pre-pandémicos aún a muchos meses de distancia, es esencial que los fabricantes y proveedores de alimentos estén atentos y se aseguren que están haciendo uso de todas las herramientas y métodos disponibles para evitar que se propague el problema del fraude alimentario.
Mayor riesgo
Durante muchos meses, aquellos dentro de la industria han temido que la pandemia pudiera crear condiciones favorables para los estafadores, al interrumpir los procesos regulares de prueba y autenticación de los productos alimenticios.
Un informe de octubre de 2020 de Wageningen Food Safety Research (https://edepot.wur.nl/536459) en los Países Bajos proporcionó evidencia de que la pandemia ha exacerbado las vulnerabilidades del fraude alimentario entre las empresas alimentarias europeas, y señaló que casi la mitad de los factores de riesgo medidos han empeorado en el último año. Se demostró que las cadenas de suministro de productos animales, como el pescado, la carne y la leche, eran las más afectadas, y muchos de estos sectores ya experimentaban un riesgo de fraude superior al promedio incluso antes de la pandemia.
Transparencia reducida, procesos interrumpidos
Al evaluar las razones por las que el problema del fraude alimentario está empeorando, los informes recientes llegan a una conclusión similar: COVID-19 hace que sea cada vez más difícil para la industria concentrar la cantidad correcta de recursos en la garantía de calidad y métodos de prueba rigurosos.
El estudio de Wageningen destacó las siguientes tendencias como factores clave que contribuyeron al reciente aumento de los riesgos de fraude alimentario:
- Reducción de la transparencia, el control y la supervisión de la cadena de suministro
- Enfoque a corto plazo para la planificación del suministro
- Menores capacidades de prueba, muestreo y monitoreo
- Desplazamiento de suministros de alimentos a lugares con mayor riesgo de fraude
En un entorno como este, invertir en métodos analíticos probados y comprobados, como el análisis de isótopos estables, se vuelve más importante que nunca. Estas herramientas estandarizadas de la industria permiten a los productores evaluar las huellas químicas únicas de diferentes muestras de productos alimenticios y bebidas para obtener una visibilidad vital de sus orígenes, propiedades y métodos de producción, lo que permite sacar conclusiones importantes sobre su calidad y autenticidad. Con esta técnica es posible determinar si el verdadero origen geográfico de un producto coincide con su etiquetado o si contiene aditivos o sustancias químicas ilegales para diluir, aumentar o cambiar su sabor. Con estos conocimientos, los proveedores podrán asegurarse de que sus clientes puedan tener plena confianza en la providencia y la calidad de los productos que compran.
La pandemia de COVID-19 ha traído dificultades sin precedentes para las empresas a lo largo de la cadena de suministro de alimentos, y está claro que aún quedan más desafíos por llegar antes de que se pueda lograr un retorno a la normalidad. Al volver a comprometer los métodos probados de control y garantía de calidad, las empresas estarán desempeñando su papel para alcanzar este objetivo más temprano que tarde.
Fuente: Food Fraud Is Getting Worse, Industry Groups Warn | 2021-07-29 | SupplyChainBrain.
Autora:
Leila Burin.
Coordinadora Académica de Portal de Inocuidad.
PhD en Ciencias Químicas, Universidad de Buenos Aires, 2001 y Lic. en Ciencias Biológicas, Universidad de Buenos Aires, 1994.
2010 hasta la fecha: auditora para SAI Global Spain: Esquemas: IFS, BRC, ISO 22 000, FSSC 22000, GMA SAFE y auditorías de clientes: Unilever, Pepsi, Starbucks, Woolworths, Mac Donalds.
1997 hasta la fecha: QualyFoods S.A., Argentina Cargo: Gerencia Técnica en Aseguramiento de Calidad. Dirección. Desarrollo de Programas de Pre-requisitos & BPM y HACCP en Argentina (8 Plantas); capacitación: HACCP Alliance Lead Instructor en Argentina y México; y auditora para Heinz NA.
Mas de 15 cursos abiertos dictados desde 2001. Docencia: Materia: Biología e Introducción a la Biología Celular. Unidad Académica: CBC (Ciclo Básico Común), UBA, entre 1993 y 2000.
2 DIRECCIONES DE TESIS, entre 2001 y 2006.
14 PUBLICACIONES Y ARTÍCULOS.
18 TRABAJOS PRESENTADOS A CONGRESOS.
Más de 35 CURSOS TOMADOS desde 1994.
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