Es necesario volver a recordar el vocabulario, y diferenciar seguridad de inocuidad alimentaria (FAO):
La SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL: estado en que todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades y preferencias alimenticias a fin de llevar una vida activa y sana.
Las cuatro pilares de la SAN son:
- la disponibilidad de alimentos,
- la estabilidad de esa disponibilidad
- el acceso y control sobre medios de producción y alimentos, y
- el consumo y utilización (haciendo alusión a la calidad de los alimentos y a la nutrición).
Según los expertos, el Caribe no está preparado para hacer frente a los posibles impactos del cambio climático en la inocuidad alimentaria. Hay problemas muy comunes que todavía existen, muchos países todavía están tratando de evaluar y ajustar los marcos legales e institucionales para establecer las reglas sobre cómo los gobiernos pueden garantizar la inocuidad de los sistemas alimentarios. La falta de datos significa que las personas no ven un problema. ¿Por qué invertir en inocuidad alimentaria cuando tenemos otros problemas apremiantes?
Por ello, aun se necesita recopilar datos para comprender las líneas de base y detectar cambios, precisamente aquello de lo que no se hace lo suficiente.
Las tendencias climáticas regionales muestran un aumento en la temperatura y los totales de lluvia disminuyen con los cambios estacionales, pero un cambio en el patrón de lluvias hacia más intensas en cortos periodos de tiempo. Las inundaciones pueden transportar patógenos transmitidos por los alimentos, pero la sequía afecta la disponibilidad y la eficiencia del uso del agua. Una temperatura más alta del océano significa un mayor crecimiento de las floraciones de algas productoras de biotoxinas. La liberación de metales pesados durante las fuertes lluvias y el deshielo del permafrost es otro problema, especialmente el arsénico en cultivos básicos como el arroz. El metilmercurio es un problema en términos de consumo de pescados y mariscos con niveles en aumento en las regiones donde la temperatura del agua está aumentando. La contaminación por micotoxinas por el aumento de temperaturas en cultivos básicos como el maíz y el maní es un problema de salud real.
Entre 2002 y 2016, hubo un aumento del 31 % en los brotes de origen alimentario en 21 estados miembros de la Agencia de Salud Pública del Caribe (CARPHA). Las naciones del Caribe tienen una alta tasa de venta ambulante. Algunos países exigen distintivos de inocuidad alimentaria, pero los programas no se controlan ni regulan adecuadamente. El cambio climático y la inocuidad alimentaria tienen la complejidad de que no hay un ministerio responsable, sino muchos ministerios que necesitan colaborar para abordar los problemas de gran alcance.
Una de las conclusiones del “Cambio climático y seguridad alimentaria y nutricional América Latina y el Caribe (FAO, 2018)” es que prácticamente todos los ministerios de agricultura de la región tienen una unidad dedicada a la gestión del riesgo de desastres, siendo a veces la misma que se ocupa del cambio climático. Sin embargo, esta institucionalidad debe ser reforzada, especialmente desde un punto de vista operativo y de la capacitación de los recursos humanos y el incremento presupuestario.
Además, se evidencia una brecha en la implementación a nivel local, ya que en algunas regiones especialmente vulnerables como el Corredor Seco Centroamericano, hay ejemplos de Planes de Contingencia locales frente a la sequía. Sin embargo, en los planes de nivel local no siempre las instituciones ministeriales acompañan a las autoridades locales y a la protección civil en su planificación e implementación, por lo que estos planes suelen quedar desconectados de las medidas nacionales. Esta falta de coordinación vertical entre el nivel central y el nivel descentralizado o, cuanto menos, falta de sinergia, provoca duplicación de esfuerzos, y resulta en poca eficiencia en el uso de recursos.
La agricultura familiar juega un rol fundamental en la producción de alimentos y como medio de vida en comunidades que viven en condiciones de alta vulnerabilidad socioeconómica y climática (estrechamente relacionadas). La inversión en resiliencia a nivel local para traducir los esfuerzos a nivel nacional en resultados concretos para los productores y comunidades que están en primera línea frente al riesgo de desastres es fundamental. Se necesita un esfuerzo mancomunado que facilite la promoción y el mayor acceso a tecnologías y prácticas de reducción de la vulnerabilidad y fortalecimiento de la resiliencia, sobre la base de los saberes locales y ancestrales y de innovaciones tecnológicas.
Ante esta situación… los invitamos a que revisemos juntos sus Análisis de Riesgos y Planes de crisis y contingencia!!
Autora:
Leila Burin.
Coordinadora Académica de Portal de Inocuidad.
PhD en Ciencias Químicas, Universidad de Buenos Aires, 2001 y Lic. en Ciencias Biológicas, Universidad de Buenos Aires, 1994.
2010 hasta la fecha: auditora para SAI Global Spain: Esquemas: IFS, BRC, ISO 22 000, FSSC 22000, GMA SAFE y auditorías de clientes: Unilever, Pepsi, Starbucks, Woolworths, Mac Donalds.
1997 hasta la fecha: QualyFoods S.A., Argentina Cargo: Gerencia Técnica en Aseguramiento de Calidad. Dirección. Desarrollo de Programas de Pre-requisitos & BPM y HACCP en Argentina (8 Plantas); capacitación: HACCP Alliance Lead Instructor en Argentina y México; y auditora para Heinz NA.
Mas de 15 cursos abiertos dictados desde 2001. Docencia: Materia: Biología e Introducción a la Biología Celular. Unidad Académica: CBC (Ciclo Básico Común), UBA, entre 1993 y 2000.
2 DIRECCIONES DE TESIS, entre 2001 y 2006.
14 PUBLICACIONES Y ARTÍCULOS.
18 TRABAJOS PRESENTADOS A CONGRESOS.
Más de 35 CURSOS TOMADOS desde 1994.
Portal de Inocuidad © Se prohíbe la reproducción total o parcial de los contenidos sin citar su fuente o solicitar autorización.
Aquí pueden dejarnos sus comentarios